El gran jaguar de Monte Albán, Oaxaca

SEPTIEMBRE 2015 - ENERO 2016

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ACERCA DE LA EXPOSICIÓN


Dra. Martha Carmona Macías
Curadora-investigadora, MNA

El jaguar (Panthera onca) es un carnívoro depredador habilísimo cazador solitario, silencioso y esquivo que requiere de un amplio territorio el cual marca con arañazos, orines y heces. De naturaleza evasiva, es observador paciente y acechante, astuto, fuerte, flexible, ágil, veloz y hábil para el camuflaje gracias a las negras rosetas de su pelaje. Silenciosa y cautelosamente se agazapa oculto esperando con paciencia el momento oportuno para su ataque certero y mortal.

Su cabeza es robusta y de mandíbula extremadamente potente, posee el mordisco más fuerte de todos los félidos. Tiene hábitos crepusculares, o sea, que su periodo de mayor actividad se desarrolla al amanecer y a la puesta del sol. Su visión es binocular, estereoscópica y policromática, con una notable capacidad visual en las penumbras, gracias a su membrana reflectante que concentra la luz en el campo focal de la retina. Estas dos últimas particularidades, actividad crepuscular y capacidad visual extraordinaria en la negrura, lo asociaron con lo nocturno, la muerte y la oscuridad. Sus habilidades lo hacen único y dominante en su medio, y éstas no pasaron desapercibidas para el ojo observador de los hombres prehispánicos dependientes del conocimiento de su entorno, y tempranamente lo distinguieron como un ser superior que impone respeto, devoción, admiración, temor, autoridad, poder y veneración, por lo que se convirtió rápidamente en una deidad.

Como Pitao Peeche fue el dios tutelar de los bennigula´sa (gente antigua engendrada en las nubes) los antiguos zapotecos. Sus atributos están presentes en Pitao Cocijo, Señor de la lluvia y el trueno, la deidad más antigua e importante de su religión, pues su potente gruñido simbolizaba este último fenómeno, precursor de la lluvia. Al desconocerse el nombre original de la ciudad de Monte Albán, Oaxaca, capital de los bennigula´sa, se ha propuesto que podría ser “Cerro del jaguar”, tomando en cuenta la gran veneración que tenía el félido y que sus gobernantes se consideraban del linaje de éste, por lo que se les representa vestidos con la piel, la cabeza, e incluso la cola del animal, además, se les ubica de pie sobre el pictograma que se lee como “lugar” o cerro.

Por ser el más poderoso de los animales, simbolizó liderazgo y fuerza política; se le asociaba además con la fertilidad, la lluvia, las cuevas, el gobierno, la guerra y el sacrificio, por lo que los gobernantes y guerreros de alto rango concentraron en ellos mismos sus atributos y proclamaron una relación mítica con los felinos.

La escultura del gran jaguar de Monte Albán procede de la exploración de la Plataforma Oeste donde fue recuperada totalmente rota durante una ceremonia de desacralización. Representa a un jaguar juvenil a escala natural, el paño que lleva al cuello muestra que había cierto control de estos animales. Seguramente hubo tanto entre los bennigula´sa como entre los ñuu savi, o mixtecos, personas dedicadas a cuidar jaguares adultos y a sus crías manteniéndolos en cautiverio.

El Gran Jaguar de Monte Albán