PIEZA DEL MES ARQUEOLOGÍA

MARZO 2018

HOME / PUBLICACIONES / PIEZA DEL MES / El monolito de Chalchiuhtlicue de Teotihuacan

Número de Catálogo: 09.0-02566


El monolito de Chalchiuhtlicue de Teotihuacan


Chalchiuhtlicue, cuyo nombre significa “la que tiene una falda de jade”, era la deidad compañera de Tláloc y tenía poder sobre las aguas terrestres (ríos, lagos, lagunas y mares). Su escultura, labrada en roca andesita, tiene una altura de 3.19 m y una base cuadrada de 1.65 m por lado; su peso total es de 16.3 toneladas. La figura porta un gran tocado rectangular, orejeras, collar con tres sartas de cuentas, huipil, falda y sandalias; muestra ambas manos sobre el vientre y una horadación rectangular a la altura del pecho. Fue localizada en torno a la Plaza de la Pirámide de la Luna, en la ciudad antigua de Teotihuacan, muy cerca del Palacio de Quetzalpapálotl. De acuerdo con William H. Holmes (1985), esta escultura estaba semienterrada muy cerca de una gran oquedad realizada en el basamento. Las referencias a la escultura datan de mediados del siglo XIX, cuando el explorador francés Émile Chabrand tuvo oportunidad de conocerla en su viaje a las pirámides de Teotihuacan. En esa época se creía que era una mesa de sacrificios dado que sólo podía observarse su parte superior, ya que el resto del cuerpo se encontraba enterrado. En esos años también se la conocía como “Piedra del desmayo” pues existía una creencia popular de que las personas caían desmayadas al entrar en contacto con la escultura.

 

Una vez descubierta por completo, fue descrita en 1865 por Ramón Almaraz, miembro de la Comisión Científica de Pachuca. En 1888, el arqueólogo Leopoldo Batres se encargó de trasladar la escultura al Museo Nacional, en el centro de la Ciudad de México, para lo cual fue necesario diseñar un ferrocarril provisional que corría desde la Pirámide de la Luna hasta el pueblo de San Sebastián Xolalpa, donde entroncaba con un ramal de la vía México-Veracruz. Al llegar a la Ciudad de México, Leopoldo Batres enfrentó un conflicto con el entonces director del Museo Nacional, por lo que la pieza no pudo entrar al recinto sino hasta cinco meses después; mientras tanto, permaneció junto a la entrada del museo. La pieza pasó a ser una de las más grandes y mejor conservadas de la colección del museo, y se exhibió en el Salón de Monolitos. En 1964, cuando se construyó el Museo Nacional de Antropología, la escultura fue trasladada a sus instalaciones en el Bosque de Chapultepec, donde permanece hasta la fecha como una de las piezas principales de la Sala Teotihuacan.


Dra. Verónica Ortega Cabrera
Zona Arqueológica de Teotihuacan