ABRIL 2024
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Bakná significa “Casa de los Huesos”. En este antiguo asentamiento prehispánico, situado en la región del Puuc, se localizó esta columna que muestra la representación del Dios L, cuyo ámbito de dominio es el inframundo. Se le conoce así, ya que en 1897 el estudioso alemán Paul Schellhas elaboró una clasificación de las divinidades, utilizando para ello las letras del alfabeto, lo cual facilitó una primera identificación de todas ellas. Con el desarrollo de la epigrafía moderna en la década de los años setenta, fue posible conocer los nombres de algunas y profundizar en el conocimiento de sus atributos y esferas de interacción, lo cual no ocurrió con esta deidad. Algunos investigadores sugieren que podría ser llamado “Búho de los Trece Cielos”, cuya propuesta mantiene abierto el debate.
En el bajorrelieve observamos al
anciano Dios L con la espalda encorvada, nariz aguileña, orejas de jaguar,
desdentado, ojos cuadrangulares y una protuberancia en la frente que podría ser
una flama. Viste un paño de cadera y un manto con motivos geométricos. En la
cabeza, lleva anudada una pañoleta o su’t
que cubre con un sombrero de ala ancha en el que observamos una lechuza. La
mano izquierda se apoya sobre un largo bastón a manera de báculo con
protuberancias. Carga sobre la espalda un bulto con la imagen del Dios Kawiil.
Un elemento adicional lo constituye el enorme sartal de cuentas que lleva
alrededor del cuello. En una de las jambas del pib’ naah, situado en el Templo de la Cruz en Palenque, observamos
al Dios L fumando, quien muestra los mismos rasgos iconográficos, a excepción
de la capa, que en este caso es una piel de jaguar. Un elemento adicional y que
vemos en otras representaciones del mismo personaje, es la culebra enrollada en
la cintura.
Daniel Juárez Cossío
Curador-investigador MNA
