PIEZA DEL MES ETNOGRAFÍA

OCTUBRE 2021

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Tenango ciclo agrícola y culto a los muertos


Los tenangos son representaciones plásticas de estilo costumbrista que surgieron en la segunda mitad del siglo XX, desafío del arte indígena para visibilizar la dinámica de las tradiciones y la mundialización de las identidades locales. Tenango de Doria, en el estado de Hidalgo, es la comunidad principal que se ha dedicado a la elaboración de textiles bordados con una técnica e iconografía muy particular.

Este lienzo exalta la correlación del calendario agrícola y el ciclo ritual de los muertos, que corresponden al segundo semestre del tiempo actual; evidencia las labores agrícolas de la siembra de las flores y el cultivo del maíz que se utilizan para elaborar las ofrendas. Los personajes hacen rituales en los altares y en los panteones, también en las fiestas se resalta la música, las danzas, los rezos y la convivencia con la circulación de alimentos y bebidas.

En México las festividades indígenas dedicadas a los muertos tienen una importancia singular por su relación con la ideología, la cosmovisión, la religión, el arte y la agricultura. Dichos elementos constituyen la tradición cultural que retoma los fundamentos del pensamiento mesoamericano. Posteriormente incorporó las ideas de la evangelización Colonial, hasta quedar constituida en una nueva síntesis, capaz de incluir los temas actuales y los procesos dinámicos del tiempo moderno. La preocupación sobre la muerte, el destino y las moradas de ultratumba son preceptos que rigen las ceremonias funerarias y las fiestas a los muertos.

El ciclo agrícola del cultivo del maíz tiene una correspondencia con el calendario ritual, de tal manera que la cosecha coincide con la fiesta de los muertos; se tiene la creencia que los difuntos ayudan en el proceso de producción orientando las nubes hacia las milpas para irrigarlas, es por eso que los tamales, el atole y las tortillas se preparan con maíz nuevo. La fiesta se realiza entre finales de octubre y principios de noviembre, un día está dedicado a los infantes y otro para los adultos, luego se conjunta la reunión con todos los familiares. Los espacios rituales son en los altares domésticos y los panteones.

La recepción de los finados incluye cohetes, cantos, rezos, música, danzas, flores, velas, copal y una gran variedad de alimentos. Por tratarse de la conmemoración más importante en la vida ceremonial indígena, esos días se suspenden las labores habituales y todos se dedican a los preparativos y los ritos. El altar se embellece con arcos florales, papel recortado y coronas; la mesa de las almas invitadas se colma de platillos, tamales, mole, tortillas, pan, dulces, frutas y bebidas. El humo aromático del copal y la luz de las velas vuelven el recinto un lugar místico.

Mtro. Arturo Gómez Martínez
Curador-investigador, MNA