PIEZA DEL MES ETNOGRAFÍA

SEPTIEMBRE 2021

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Escultura de Cristo


La figura de Cristo crucificado que se presenta es un ejemplo de lo que se ha comenzado a llamar “esculturas ligeras” que se fabricaron en el periodo virreinal con materiales livianos, para ser fácilmente transportados. Presumiblemente está elaborado con pasta de caña de maíz, como lo consignan los datos de adquisición, sin embargo, se requeriría practicar una serie de estudios mediante técnicas como endoscopias clínicas, radiografías o microscopias para conocer su contenido. Todos los estudios especializados señalan que tanto los materiales como los sistemas constructivos para la elaboración de estas esculturas fueron muy variados. Está hecha en una sola pieza para permanecer siempre en una cruz, como lo prueban las perforaciones en las manos y los pies y la falta de articulaciones en los hombros. Dicho Cristo había sido ya separado de su cruz cuando se adquirió para el Museo Nacional de Antropología en la ciudad de Morelia, Michoacán.

Este tipo de esculturas ligeras tuvieron mucha demanda en la Nueva España pues fueron un medio muy útil en la tarea evangelizadora desde el siglo XVI. Al principio se hacían únicamente Cristos, después la demanda se extendió a las figuras de vírgenes de diferentes dimensiones. Tanto unos como otras llegaron a tener gran aceptación entre la población convertida al catolicismo. Algunas de esas imágenes persisten hasta nuestros días y gozan de profunda devoción entre los católicos, no sólo de México sino de otros países hacia donde se exportaron en los siglos XVII y XVIII. 

Al menos en dos zonas del México prehispánico se conocía el trabajo de modelado de figuras con materiales livianos: Michoacán y la altiplanicie central. En estas dos zonas y probablemente también en Tlaxcala,  se continuó con el oficio en el siglo XVI enriqueciéndose con las técnicas y materiales llegados de España y dando lugar a un nuevo arte destinado al también nuevo culto católico.

Una de las técnicas más difundidas, y sin duda una aportación de la época prehispánica, fue la del uso de la médula de la caña de maíz, ya sea en trozos o molida para formar una pasta, de donde se ha tomado el nombre para llamar a los productos “esculturas de pasta de caña”. Otro aporte fue el uso de la orquídea Prosthchea citrina, conocida como limoncillo y como arhórakwa o tatsíngueni tsisiki en el área purépecha de Michoacán. Sus bulbos producen una sustancia similar al engrudo que ayuda, junto con otras sustancias a dar firmeza a la caña.

Mtra. Catalina Rodríguez Lazcano
Curadora-investigadora, MNA