MARZO 2021
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Número de Catálogo: (11) 1.36d2 - 1632
Entre los municipios que conforman la región de Los Altos en el estado de Chiapas, se localiza Zinacantán, que es conocido por su economía floricultora, su amplia riqueza festiva, textil, religiosas y por la imagen trabajadora y ordenada de su gente. La mayoría de los zinacantecos son hablantes de tzotzil y mantienen sus atavíos tradicionales como símbolo de adscripción y reconocimiento a su comunidad.
Las mujeres zinacantecas son depositarias de un abanico de saberes que ha sido transmitido de generación en generación principalmente por la oralidad. Uno de los principales ejemplos es la vestimenta. Las mujeres continúan tejiendo, a través de la urdimbre y la trama del telar de cintura, la indumentaria del marido, hijos y la propia, en la que plasman la iconografía de su pueblo. Una de las piezas que exhibe muy claramente las habilidades de las mujeres zinacantecas en el dominio del tejido es el huipil emplumado. Su nombre en lengua tzotzil es k’uk’umal chilil y es reconocido por el decorado que generalmente contiene plumas de gallina blanca.
Este atavío es una pieza de trascendental importancia debido a que es utilizada ritualmente en distintas ceremonias. Su uso está ligado a rituales que forman parte de la estructura tradicional de Zinacantán, además de ser una muestra de la tradición textil que ha sobrevivido desde tiempos inmemoriales. Por lo complicado de su hechura, se requiere de gran habilidad y manejo de las técnicas necesarias para su confección, por lo que este trabajo ha quedado en manos de unas cuantas tejedoras de Navenchauc, Nachig y Jteklum, quienes han formado un equipo de trabajo con su familia y se han especializado en este “saber hacer”.
Mtra. María Eugenia Sánchez Santa Ana
Curadora–investigadora, MNA