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Sensible fallecimiento de Manuel Felguérez


El Museo Nacional de Antropología lamenta la sensible pérdida de uno de los pilares del arte del S. XX en México y pionero del arte abstracto en el país. Descanse en paz.


El pintor y escultor Manuel Felguérez Barra fue un hombre creativo e innovador que dejó una huella en los artistas de la segunda mitad del siglo XX en México y el mundo, por ser uno de los precursores en el arte abstracto en el país.

En 1947 viajó a Europa, lugar donde descubrió su vocación artística. Fue en la catedral de Notre Dame en París, que “la luz de los colores y las esculturas”[1] le causaron tal emoción estética que decidió dedicarse al arte. En ese mismo viaje, su amigo Jorge Ibargüengoitia, en su texto El vuelo sobre el Támesis, relató: “En 1947, en Londres, durante un atardecer, le vi dibujar un paisaje rudimentario que resultó ser, para mi sorpresa, el principio de una de esas rarísimas vocaciones firmes”.[2] Felguérez cursó estudios formales de arte en la Academia de San Carlos, no obstante, al poco tiempo los abandonó.

En los años cuarenta y cincuenta se trasladó a París para formarse como artista con el maestro cubista Ossip Zadkine, durante su estadia pasa del modelo humano a la geometrización y de ahí a la abstracción.[3] A fines de la década de los cincuenta, cuando el Muralismo era la corriente artística que prevalecía en el país, Felguérez regresa a México, para unirse al nuevo movimiento conocido como La Ruptura, corriente artística que pretendía acercarse a la vanguardia internacional y cuyo interés estaba también en la integración plástica, donde pintores, músicos, cineastas y arquitectos trabajan juntos.

Esta influencia artística lo impulsó a realizar murales con materiales de desecho como azulejos, conchas y metal, cuya técnica aprendió en Europa. Algunas de sus obras en esta etapa fueron los murales escultóricos para el vestíbulo del Cine Diana, el Deportivo Bahía, el Banco de Fomento Cooperativo y la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin), además participó en la creación del Espacio Escultórico de la UNAM. Es en esta época que alcanza ya un estilo propio llamado por él mismo Modelo estético Felguérez, que no es más que un alfabeto plástico de unidades mínimas con las que trabaja a lo largo de su trayectoria con múltiples aplicaciones tanto bidimensionales como tridimensionales.

En los años setenta ganó la beca Guggenheim para estudiar en Boston, ciudad donde trabajó con computadoras para sistematizar y perfeccionar la creación artística, sin embargo, decidió abandonarlo porque lo alejaba de la materia y del proceso de producción donde se ensucia las manos.[4] Su mayor interés estuvo en el análisis de la forma, sin desdeñar la emoción, y rara vez se permitió la improvisación. Jugó reiteradamente con ese alfabeto suyo para reinventar nuevas formas, colores y plasticidades a lo largo de setenta años de fecundo trabajo.

Recibió múltiples reconocimientos a nivel nacional e internacional como la Medalla Bellas Artes y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Artes en 1988. En 1973, Octavio Paz elogió “el rigor y la novedad en la hechura” de las obras de Felguérez, “un artista lúcido y exigente consigo mismo” (Los privilegios de la vista, Fondo de Cultura Económica, 1989).[5]

En 1998 -por iniciativa propia y con la ayuda de su esposa Mercedes Oteyza- se inauguró el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez en Zacatecas, para ello lograron reunir una colección representativa de la corriente artística La Ruptura, que muchos de sus colegas y amigos donaron.

El escritor Juan Villoro se refirió así a la trayectora artística de Felguérez: “La cuidada composición se hunde bajo superficies desafiantes: los calcáreos paisajes de los tempranos años setenta; las inconsistencias rojizas, vivas, entre vegetales y gástricas, que dominan sus arriesgadas telas de los años ochenta; los vapores tenues, contrastados con masas terrosas y chorros de oro líquido, de los años noventa. Durante cerca de cuarenta años el pintor ha reiterado curvas y rectángulos, como si ensayara la paciente solución de un teorema”.[6] (Manuel Felguérez. El límite de una secuencia, CNCA, 1997).

El Museo Nacional de Antropología cuenta con tres obras del maestro Felguérez, dos de gran formato: la celosía Quetzalcóatl, obra escultórica adosada a la fachada de la planta alta del patio central, inspirada en el Cuadrángulo de las monjas de Uxmal, Yucatán; la celosía Muro de Calaveras, escultura que delimita el predio del museo sobre Avenida Paseo de la Reforma; y Tierra quemada, óleo ubicado en la Sala de Culturas del Norte, que representa a la zona arqueológica del mismo nombre, en honor a su tierra natal.


Gilda Salgado Manzanares
Laboratorio de Conservación, MNA.



[1] El caos y el orden: Manuel Felguérez y su obra abstracta. México: Acca Media/Donikeba, 2016. Productor y director: Miguel Ángel Tobías. DVD, min. 16.
[2] Ibid, min. 18
[3] Museo de Arte Abstracto ManuelFelguérez.https://www.museodearteabstracto.com/felguerez.php. Fecha de consulta: jueves 26 de septiembre de 2019.
[4] Ibid. min. 61-66
[5] https://www.otroangulo.info/arte/manuel-felguerez-el-monstruo-creativo/ Gerardo Moncada, Ed. Otro Ángulo, consultado 27 de septiembre de 2019.
[6] Ibid.